Un viaje interior y exterior, eso ha significado este viaje en bicicleta durante trece meses a lo largo de veinte países y tres continentes. En esta vida necesitamos retos, más allá de la rutina, que nos pongan a prueba y de ese modo conocer nuestros límites. Todos tenemos sueños por cumplir y atreverlos a llevarlos a cabo debería de ser nuestra meta en la vida.
Dejarlo todo y arriesgarse a lo desconocido no es habitual y te hace ser un incomprendido, pero compensa si las experiencias vividas y sufridas aportan ese crecimiento personal pretendido. Este mundo es mucho más hermoso y seguro de lo que nos transmiten los medios de comunicación, tan solo hay salir fuera y sentirlo.
Vivir viajando en bicicleta y en soledad durante tanto tiempo hace que uno se conozca mucho mejor. Tantas culturas, gastronomías, religiones, etc., sirven de contraste para romper prejuicios y comprender otras formas de ser. Hay otros mundos y podemos aprender de todos ellos.
David Val Pena.
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